Colmándonos de Dios

ravioliCuando yo era niña, a veces mi familia íbamos a la casa de mi abuela en San Francisco. Cuando llegábamos, típicamente mi abuela era en la cocina, preparando una cena grande para nosotros. Todos mis parientes están buenas cocineras, y mi abuela era la mejor. Mi abuela Serafina cocinaba lo que estaba disponible. Durante la depresión económica, criaba gallinas y conejos para comer, y cada año plantaba un jardín muy grande de las verduras e hierbas como albahaca y perejil. Cocinaba algunos tipos diferentes de pastas o macarrones, especialmente ravioli. Cuando yo era niña, ella tiene bastante dinero, pero todavía hacía ravioli lleno de verduras, como espinaca, cebolla y ajo, sin carne.

Se cocinan ravioli en agua hirviendo, y el bote no puede ser completo de raviolis. Es posible hervir solamente unos pocos raviolis a la vez. Ella traía un plato de raviolis con una salsa rica a la mesa del comedor una y otra vez, dándonos más y más raviolis. Aunque se parecía que no hubo bastante raviolis, estábamos satisfechos cada vez— más que satisfechas.

La comida de mi abuela fue un señale de abundancia y amor. Es decir, la abundancia de su amor para su familia. Su cocina fue una fuente interminable de más que ravioli. Fue una fuente de paciencia, de sabiduría, y de tranquilidad en el medio de los problemas típicos de familias. En su cocina pequeña y sencilla, estábamos colmados de su amor por medio de su ravioli.

El cuento de los panes y los pescados muestra en la misma manera como la gente está colmada del amor de Dios. Cuando una persona no espera comida suficiente, o no espera la hospitalidad en una situación, y no obstante está colmado, hay un sentimiento de sorpresa, de júbilo, de buena suerte. Que suerte! Pan y pescado! Y cuando parece que no hay bastante pan o pescado, y sin embargo la gente puede comer más y más, la gente deposita su confianza en la fuente. Cuando era niña, yo sabía que mi abuela siempre me daría raviolis– más que necesario. Estábamos satisfechos siempre.

El pan de vida de Dios es lo mismo. Dios nos colma de su presencia si nosotros escuchamos a las enseñanzas de Jesucristo. Somos como las personas que siguen a Jesús de logar en logar. Desde una ciudad a una colina en el campo, buscan la abundancia del Espíritu Santo.

El rey David fue un ejemplo de un sirviente de Dios che estaba lleno del Espíritu Santo. La Biblia está llena de historias asombrosas de David y momentos heroicos en su vida. El primero libro de Samuel dice que cuando Dios escogió David como rey próximo, “El espíritu del Señor se apoderó de él.” Es decir, en su juventud, David  estaba completamente colmado por Dios. En los cuentos acerca de David y el rey Saúl, David pidió apoya a Dios antes de cada decisión, cada acción. David pidió a Dios, “Que debo hacer, Señor?” David se escapaba de situaciones peligrosas una vez y otra vez por medio del consejo de Dios. En el campo, en el campo de batalla, en el palacio de Saúl, pidió apoyo a Dios, y Dios le salvaba.

Pero en el relato de David y Betsabé. Da cuenta de que, en este relato, David estaba el nuevo rey. Tenía muchas victorias en batallas, y durante sus viajes y experiencias, había obtenido siete esposas. Es decir, cuando de su techo o azotea David veía Betsabé en su baño, David ya estaba muy bendecido por Dios con muchas mujeres y niños. Dios había colmado a David de honores y victorias y esposas.

En este momento cuando subió a su azotea, David veía una mujer muy hermosa, según la Biblia. Y no pidió a Dios, “Que debo hacer?” Como rey poderoso, David podría tener cualquier cosa que él quería. Entonces, David ordenó a sus sirvientes que se la trajeran. En su reino, no fue posible decir no a un rey. Las órdenes no se discutían.

El cuento de David y Betsabé revela el lado oscuro de David. Aquí estaba un hombre tan bendecido por Dios, tan lleno del espíritu de Dios. Como personaje bíblico, David es uno de los héroes más grandes. Pero como todo los reyes del Antiguo Testamento, David dejó su práctica espiritual de pidiendo consejo a Dios. Como resultado, cayó en el pecado de adulterio. Después de las noticias de Betsabé que estaba embarazada, David pecó otra vez. En lugar de confesar, David trataba de esconder su error.

Trataba a ordenar que el esposo de Betsabé, Urías, regresara a casa de la guerra para acostarle con su esposa. Pero Urías estaba un hombre muy honrado, y durante una batalla, un soldado no debería acostarse con una mujer, aun su esposa.

Otra vez David trataba, y Urías decía que no. Finalmente, en su desesperación, David ordenó que Joab pusiera a Urías en una posición muy peligrosa en la batalla de modo que Urías muriera. Y Urías estaba matado.

No quiero pintar David como un hombre malvado. Por lo contrario, David es un ejemplo de una persona que ama a Dios, y sigue a Dios. Pero como otras personas que tienen poder o una posición prestigiosa, a veces se hacía arrogante y exigente. Especialmente cuando nos sentimos bendecidos por Dios, tenemos una propensión a hacer cualquier cosa que queremos. Nos olvidemos a orar por el consejo de Dios, y no creemos que podremos cometer un error. Somos los niños de Dios! Somos salvados! Trae más raviolis! Trae la mujer! Trae mi trabajo, mi bebe, un esposo, cada deseo de mi corazón. Ahorita! A veces aun un seguidor de Dios se parece como un rey o reina del Antiguo Testamento.

Por otro lado, Jesús no quería ser rey de Israel. El evangelio dice, “Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo rey, se retiró otra vez a lo alto del cerro, para estar solo.”

Los dos lecciones—uno de Segundo Samuel y otro de Juan—demuestran la diferencia entre un rey mundial—aun un rey muy amado por Dios—y el rey Jesucristo. Cuando le hizo rey, David olvidó a orar. En el caso de Jesús, cuando quieren hacerlo rey, Jesús se retiró, y subió a lo alto del cerro para orar y meditar. Aun Jesús necesitaba oración y meditación en su vida.

¿Cómo podemos colmarnos de Dios sin arrogancia, sin un sentimiento de importancia? A veces, el sentimiento de la presencia del Espíritu Santo se parece como el sentimiento de poder, de fuerza, de confianza. Es orgullo, o la plenitud de Dios? Deseamos colmarnos de la plenitud de Dios, como dice la carta de Efesios.

Hay una clave en la carta de Efesios. Empieza con la frase, “Por esta razón me pongo de rodillas delante del Padre.” El escritor ruega debido a la gratitud por el amor de Dios.

Mi abuela, la cocinera mejor de mi familia, subió un cerro cada día para cocinar para los dos sacerdotes que vivían y trabajaban en su iglesia. Ella cocinaba el almuerzo y la cena cada día hasta que tenía ochenta años. Y por qué? Debido a su agradecimiento hacia Dios. Su segundo bebe, un niño,  murió de pulmonía in 1923, y mi abuela estaba llena de dolor. Y en dos años, estaba embarazada de nuevo con gemelos: un niño y una niña. El niño era mi padre. A veces mi abuela me decía que mi padre había estado la respuesta a sus oraciones. Porque había pido a Dios a regresar su niño. La respuesta de Dios fue dos niños.

No podemos entender completamente cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Dios. Y sabemos bien que la vida está llena a veces de los tiempos de dolor. Sin embargo, podemos depositar nuestra confianza en Dios y su promesa de abundancia para los que busquen su voluntad.

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